Deserción multifactorial como un proceso: datos y factores
La problemática de la deserción escolar, está siendo observada desde distintos prismas que van, incluso, más allá de la visión social o educativa debido a que sus implicancias y efectos derivan de manera directa, a modo de ejemplo, en mayores tasas de desempleo y de pobreza multidimensional.
Un estudio de la Universidad del Desarrollo del año 2017, desde la mirada de la Ingeniera Civil Industrial Francisca Dussaillant, señala que:
“…el grupo de la población que no termina su educación secundaria tiene alto riesgo de caer y persistir en la pobreza, requerir soporte constante de la red de protección, tener problemas de salud y exhibir conductas problemáticas o criminales de diversa índole.” (Dussaillant, 2017)
En el mismo documento, citado recientemente, se expresa que después de “décadas de investigación sobre el fenómeno de la deserción han llevado a concluir que no existe una sola razón para desertar. El fenómeno de la deserción es multifactorial.” (Dusaillant, 2017) Lo que de manera directa enfrenta a la escuela con una difícil misión de prevenir la deserción para lograr, por consiguiente, la retención de aquellos que tienen riesgo de salir del sistema escolar.
Es importante, comprender en el análisis del fenómeno de la deserción, su característica de multifactoriedad, puesto que la salida del establecimiento no se produce de un día para otro, sino que es la consecuencia de múltiples factores que intervienen en un proceso lento que puede ser abarcado mediante sistemas de alerta temprana internas de los establecimientos educacionales.
Es rol de cada establecimiento propender que cada uno de los estudiantes, que ingresan en su matrícula al inicio del proceso escolar, puedan ser promovidos con aprendizajes relevantes, que cumplan con los porcentajes de aprobación anual y que puedan ejercer su derecho a la educación en un espacio protegido que desarrolle métodos eficientes de retención.
La deserción del sistema escolar, es un proceso que conlleva diversas etapas que a nivel de establecimientos se comienza a notar con las inasistencias prolongadas siendo, justamente, las razones de esas inasistencias, las claves para comprender en dónde se deben enfatizar las estrategias de retención y apoyo socioeducativo.
Como fundación se observa la deserción escolar como el producto de diversas variables sociales y educativas intraescolares y extraescolares, por ende, no se puede pensar en un eficiente método de retención que vaya ligado solo a lo educativo y separado de la intervención social.
Para Espinoza Díaz y otros (2014) la deserción escolar “…es un proceso de alejamiento y de abandono paulatino de un espacio cotidiano – como la escuela – que implica el abandono de ciertos ritos personales y familiares que inciden en el desarrollo de la identidad y proyección personal…” que, a entendimiento del autor de la presente propuesta, debe ser abarcado por las escuelas y con la respectiva responsabilidad del estado.
El proceso de alejamiento del que se refiere Espinoza Díaz y su equipo, anteriormente mencionado, es lo que se entiende como la sumatoria de variables intraescolares como: el bajo rendimiento académico, los problemas conductuales, las repitencias, expulsiones y la sobreedad del alumnado, entre otros; y extraescolares en donde intervienen factores como: pobreza, desescolarización de la familia, abuso de sustancias, conductas de riesgo, infracciones de ley e incluso la vivienda que comparten con su núcleo familiar.
Colocando énfasis en los factores extraescolares la encuesta CASEN 2015 entrega información, sobre carencias en los hogares de estudiantes jóvenes, entre 15 y 19 años de edad, en situación de deserción educativa en comparación con aquellos que se encuentran dentro del sistema. Demostrando que el foco de análisis en cuanto a los factores externos debe ser tan amplio como cada caso y contexto lo indique.
En la tabla que se presenta a continuación, de elaboración de propia por parte de Dessaillant (2017), basada en los datos de la encuesta recién mencionada, se puede observar una clara delimitación que, en los hogares de desertores existe una mayor carencia de diversos factores, siendo estos una parte basal del problema final de la deserción escolar. Por lo que de manera inicial se puede establecer que, a mayor tasa de carencia en el hogar, será mayor también el riesgo de deserción escolar de los estudiantes.
Como un acercamiento general al análisis de los datos, se puede apreciar que los porcentajes más altos, sobre el 40%, según carencias en el hogar, se presentan en aquellas que guardan relación con: la educación, el trabajo – seguridad social y la vivienda – entorno. Mientras que las mayores diferencias porcentuales entre desertores y no desertores se encuentran en educación y vivienda.
Tabla 2: Deserción, según carencias en el hogar. Jóvenes entre 15 a 19 años.
Fuente: Dessaillant (2017) basado en datos de encuesta CASEN (2015)
De los datos anteriores, se puede observar que los estudiantes que se encuentran en situación de deserción escolar, presentan altas tasas de necesidades no cubiertas en algunos de los factores que pertenecen a la estandarización de pobreza multidimensional.
En términos de educación, la carencia en la finalización de escolaridad de los integrantes de las familias de estos estudiantes asciende al 73%, lo que coincide con el 68% de carencia en la asistencia (apoyo), en los estudios, que reciben de parte de los adultos responsables de sus hogares. En términos comparativos, se puede observar que existe una diferencia sustancial en la asistencia, de los hogares de los estudiantes que continúan en el sistema educativo, en donde solo el 3% presenta carencia en este aspecto. En lo que respecta al nivel de escolaridad familiar, el 30% de los no desertores tiene carencia, en contraste con el 73% de aquellos que se encuentran en estado de deserción.
Es importante resaltar estos datos, puesto que demuestran que la deserción escolar, plantea un fenómeno extremadamente complejo, debido a que está unida a la falta de escolarización de los adultos responsables y por consiguiente al apoyo que estos pueden proporcionar a los jóvenes.
En el ámbito de carencia educativa, en los hogares de estudiantes desertores, se pueden extraer las siguientes premisas, que muestran una parte de la multifactoriedad del proceso de deserción escolar:
- A menor tasa de escolaridad familiar, mayor será la probabilidad de deserción escolar.
- A mayor asistencia escolar, de parte de la familia, que reciban los jóvenes, menor será la probabilidad de deserción escolar.
Al analizar los datos que aparecen con respecto a la carencia en términos de vivienda y entorno del joven, se establece que esta se presenta en el 44% en su habitabilidad, el 28% en la situación de hacinamiento y el 27% en la calidad del estado de la vivienda. Mientras que comparativamente, la carencia se presenta en los no desertores en el 24% en su habitabilidad, el 13% en el hacinamiento y un 15% en su estado.
Las mayores diferencias comparativas se establecen en el criterio de habitabilidad y hacinamiento, que afectan a la calidad del proceso escolar de los estudiantes debido a que, además de tener familias con bajos niveles de escolaridad y con poca capacidad de asistencia, viven en espacios carentes, en términos de la característica de habitabilidad y la cantidad de metros cuadrados por cada habitante en la vivienda que comparte con su familia.
Además de los aspectos de carencias del hogar expuestas según la encuesta CASEN 2015, existen otros factores que pertenecen a las variables extraescolares que publica la encuesta INJUV 2015, sobre conductas de riesgo en el abuso de sustancias y en el comportamiento sexual, en una comparativa entre estudiantes que se encuentran dentro y fuera del sistema educativo.
La encuesta, mediante un cuestionario autoaplicado, reporta que, en términos de violencia en relaciones de pareja e iniciación sexual entre jóvenes de 15 a 19 años. El 64% de aquellos que están fuera del sistema se ha iniciado sexualmente y además el 9% reporta violencia de pareja. Bajo los mismos criterios, el porcentaje que se ha iniciado sexualmente en aquellos jóvenes que continúan estudiando se reduce a un 46% y en el reporte de violencia a un 3%.
En el caso de consumo de sustancias, la encuesta del INJUV 2015, señala que, al momento de la aplicación del cuestionario, en los últimos 12 meses las mayores diferencias entre desertores y no desertores, se establecen en la ingesta o utilización por fines recreativos o problemáticos de LSD, marihuana, cocaína, pasta base, cigarrillo y el alcohol.
En la siguiente tabla, de elaboración propia que se centra en los índices más altos de consumo de sustancias, basada en la presentada por Dessaillant (2017) según los datos de la encuesta del INJUV del año 2015 mencionada en el párrafo anterior. Se observa que en ambos grupos de jóvenes la incidencia de ingesta de alcohol y cigarrillo está por sobre el 40% en los últimos 12 meses y que prevalece el alto consumo de alcohol, llegando incluso a un 62,2% en el caso de los desertores y muy de cerca con un 56,1% en aquellos que no han desertado.
Cuando se analiza el uso de sustancias de mayor complejidad, aparece el consumo de la marihuana con los índices más elevados en ambos grupos, pero con una diferencia al alza en el desertor con un 39,4%. Este mismo grupo presenta porcentajes de consumo de LSD con un 16,9%, de cocaína un 4,6%, pasta base un 2,8% y de inhalables (sin receta) un 2,4%. Por su parte, el grupo no desertor, los datos de consumo arrojados son: de marihuana un 25,1%, de LSD un 2,7%, cocaína un 1,8%, %, de inhalables un 1,4% y de pasta base un 0,5%.
Tabla 3: Consumo de sustancias, en los últimos 12 meses en jóvenes. Jóvenes entre 15 a 19 años.
¿Ha consumido en los últimos 12 meses…? | ||
No desertor (%) | Desertor (%) | |
Alcohol | 56,1 | 62,2 |
Cigarrillo | 40,1 | 54,0 |
Marihuana | 25,1 | 39,4 |
Cocaína | 1,8 | 4,6 |
Pasta base | 0,5 | 2,8 |
LSD | 2,7 | 16,9 |
Inhalables (sin receta) | 1,4 | 2,4 |
Fuente: Elaboración propia en base a encuesta INJUV (2015)
A continuación, enfatizando en las variables interescolar que tienen relación con los procesos internos, de promoción, certificación de estudios, reprobación, protocolos de convivencia escolar, problemas conductuales, sanciones, o cualquier otra que depende de manera exclusiva a cada establecimiento educacional. Es precisamente en donde enfoca gran parte del trabajo que se puede realizar mediante la propuesta de mejoramiento que se presentará en el capítulo número 3.
En términos prácticos, las variables externas permiten la comprensión global del fenómeno y una buena recolección y análisis de estos factores permitirán implementar de mejor manera estrategias que se enfoquen en el equilibrio de habilidades y contenidos descendidos. Buscando que de esa manera se logre la nivelación del rezago escolar de cada estudiante, llevándolo finalmente al éxito educativo.
El proceso de reinserción educativa debe ser implementado en un espacio protegido que logre equilibrar la convivencia escolar entre los integrantes de la comunidad educativa y el desarrollo de aprendizajes relevantes y profundos, que posibiliten: la promoción junto a la certificación de estudios y que, a la vez, bajen las tasas de reprobación y repitencia mejorando, por consiguiente, la eficiencia interna del establecimiento.
David Navarro Muñoz, Fundación Josefina Méndez (2020)